El béisbol dominicano cree encontrar la fórmula para su liga de verano nacional

La Lidom se une a la Fedobe para que haya pelota profesional en más de una estación

¿Por qué la República Dominicana, el principal exportador de peloteros profesionales hacia los Estados Unidos, México y Asia, no tiene un circuito en el verano, aun fuera modesto, pero con un mayor alcance en la geografía nacional?

La idea de que exista un torneo nacional que genere interés en el público, al punto que lo haga autosostenible, que sirva de plataforma de desarrollo para unos y espacio para una segunda oportunidad para otros, lleva más de 70 años tratando de despegar, con repetidos fracasos.

En realidad, tanto en el Distrito Nacional como en Santiago y San Pedro de Macorís operaron con éxito por casi tres décadas los torneos de béisbol AA limitados a sus fronteras. Pero sucumbieron una vez se alejaron los patrocinadores, aseguran sus organizadores, por reconversión o quiebras de esas empresas o cambios en los patrones de entretenimiento.

Y es el económico el factor determinante para mantener a flote un campeonato de esa naturaleza, que conlleva comprar utilería, costear viajes, alimentación y pagos -al menos- de dieta a los jugadores y entrenadores, en un país donde el presupuesto de los ayuntamientos (clave en la ecuación) es pequeño.

“Se pueden enumerar muchas cosas, pero principalmente la falta de apoyo”, dice Juan Núñez, un dirigente vegano de dilatada trayectoria, que ahora preside la Federación Dominicana de Béisbol (Fedobe).

En la década de 1970 nació la Liga de Verano del Cibao, con franquicias en seis provincias, pero el celo que generó en la liga de invierno y los elevados costos operacionales terminaron con ella. Luego, hubo al menos dos intentos, liderados por la Fedobe, en 1997 y 2001.

Núñez, quien estuvo presente en ambos, atribuye el fracaso a la salida del apoyo oficial antes de que los proyectos fueran sustentables.

No se cansaron en el intento y, conociendo donde estaban los orificios, lanzaron en 2008 la Liga de Verano del Cibao (LVC), que tiene equipos en seis provincias y que había disputado de forma ininterrumpida su torneo hasta que la pandemia del COVID-19 se metió en el medio.

Un grupo de empresarios cibaeños fue convencido de integrarse al proyecto y este se ha convertido en plataforma de calentamiento para jugadores sin empleos fuera de la isla, de cara al torneo otoño-invernal.

El salto que viene

El éxito de esta liga se ha cruzado con el convencimiento en la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana (Lidom) de la importancia de un torneo en el verano que alcance lugares donde no llegan los seis clubes del invierno para crear una alianza que ilusiona con un circuito competitivo.

El próximo año comenzará a operar esa liga, que tendrá equipos de las Águilas Cibaeñas en Santiago, del Escogido y el Licey en Santo Domingo, de Estrellas en San Pedro de Macorís y uno en La Romana.

A ellos se sumarán franquicias en San Cristóbal y otro en Baní, sumados a Granjeros de Moca, Arroceros de San Francisco de Macorís, Andulleros de Santiago, Indios de La Vega, Tabaqueros de Bonao y Tiburones del Norte (Puerto Plata).

Autoridades y empresarios de Monte Plata y Santo Domingo Este también han mostrado interés por unirse a la liga.

En el caso de los equipos de la pelota otoño-invernal, estos no utilizarán esos nombres en la liga de verano.

La liga puede acoger a cientos de peloteros que son dados de baja por las organizaciones de las Grandes Ligas cada año y no encuentran plazas en el exterior. También, a aquellos que no logran ser reclutados. Es un escenario que puede convertirse en trampolín para seguir activo.

“Los empresarios han entendido la importancia de que haya una liga de verano, que viene a llenar ese vacío. A partir del año que viene, junto a la liga de invierno, vamos a relanzar la liga”, dijo Núñez.

Vitelio Mejía, presidente de la Lidom, ha tenido la idea desde que asumió la presidencia en 2017 y le ha tomado casi dos períodos terminar el “muñeco”.

El ejecutivo explicó que los equipos no necesariamente utilizarán el mismo nombre de sus franquicias en el invierno, pero participarán.

“Mi primera reunión cuando asumí como presidente fue con Tito Pereyra (antiguo presidente de la Federación de Béisbol) y la idea era que ambas instituciones formaran la liga de verano uniendo esfuerzos. Ellos tienen un circuito que es bastante sólido y nosotros tenemos las franquicias de la liga”, dijo Mejía.

“Se trata de fomentar una liga de verano fuerte para que los dominicanos disfruten de un buen nivel de béisbol, buena promoción, buenos estadios y que tengan pelota durante todo el año”, explicó Mejía.

El escenario en la Isla del Encanto

Puerto Rico ha mantenido un torneo AA modesto, que suele alardear de llevar más público en algunas sedes que los equipos del invierno, pagando boletas a cinco dólares, casi 300 pesos dominicanos.

Es un torneo que comenzó a disputarse en 1940, que tiene una categoría aficionada y que ha ajustado su calendario a los días presentes, con acción entre viernes y domingo, mientras los jugadores desempeñan trabajos en otras áreas durante el resto de la semana. Allí toman parte hasta 48 equipos repartidos en cuatro divisiones.

“La liga de Béisbol Superior Doble A se funda con el propósito de fomentar, organizar y desarrollar el béisbol por todos los medios lícitos a su alcance. A fin de cumplir con este cometido, la Liga existe como una organización privada sin fines de lucro”, se puede leer en el documento fundacional de la entidad, manejada por la Federación Puertorriqueña de Béisbol.

El aporte de las alcaldías

Puerto Rico cuenta ligas de referencias en baloncesto, voleibol y béisbol, que las han mantenido por décadas.

Pero en la vecina isla los ayuntamientos hacen un aporte importante, a pesar de que en el último lustro los recortes han llegado, mientras el país se aboca a una reestructuración del gasto, tras los efectos de varios fenómenos atmosféricos y la pérdida de competitividad que complican hasta el pago de la deuda pública.

La Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente (LBPRC) recibió para el torneo 2018-2019 unos US$600,000 en fondos municipales. Ese total marcó una merma enorme, considerando que en la campaña previa al paso del huracán María (la de 2016-2017), entre Santurce, Carolina, Mayagüez y Caguas totalizaron alrededor de US$1.8 millones en ayudas.

Antes del huracán, el diario El Nuevo Día reportó que para la temporada 2017 del BSN, siete de 10 equipos recibieron de manera combinada sobre US$1 millón de los municipios.

Lejos están esos números de las alcaldías dominicanas. En 2019, los ayuntamientos del país manejaron un presupuesto en conjunto de RD$21,621,841,099, de acuerdo con la Dirección General de Presupuesto (Digepres).

Solo el de la capital puertorriqueña, San Juan, agota uno para el período 2019-2020 de US$627,209,868, que al cambio a la moneda quisqueyana asciende a RD$36,603,967,896.

En las memorias del Ayuntamiento del Distrito Nacional, en 2019, cuando agotó uno de RD$4,665,262,985, se contemplaron RD$9,660,000 para “desarrollo de eventos deportivos y recreación”, y otros RD$1,500,000 para la “construcción de instalaciones deportivas”. La suma de ambos, que totaliza RD$11,160,000, representa el 0.2 % del presupuesto dedicado a deportes.

“Gobiernos tras gobiernos han fallado en otorgar lo que establece la ley para los ayuntamientos, que es el 10 por ciento del Presupuesto Nacional. Nuestras alcaldías no tienen los recursos para invertir en deportes. Esa es la gran verdad”, dice Núñez.

Extraído de: diariolibre

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